Carta desde Wall Street


Tenia muchas ganas de compartir con ustedes lo que desde la posición en que me encuentro, se empieza a experimentar y a nombrar como un momento histórico. Como algunos saben desde que llegue a Nueva York he estado participando en el movimiento de Occupy Wall St. (OWS). Para quienes no lo conocen, esta inspirado en lo que se ha denominado la “primavera árabe” y en los “indignados de España”. Se trata de un movimiento de generación espontanea, que no surge ni de los sindicatos, ni de las iglesias, ni de sectores organizados, sino del ciudadano común, que empieza a encontrar su voz política. OWS es una de las mas de 200 ocupaciones o manifestaciones que desde 2011 están surgiendo alrededor del mundo, con la particularidad de que se produce en el corazón del sistema capitalista. Quienes participan en estas manifestaciones, se identifican como el “99%,”  se caracterizan por ser estructuras horizontales, que toman decisiones bajo el modelo de consenso, acampan en espacios públicos, y utilizan la tecnología como mecanismo de expansión, coordinación y cooperación.

También tienen en común con variaciones de grado, fuertes cuestionamientos a la ilegitimidad de los sistemas de representación, y las desigualdades que se derivan de la economía de corte neoliberal (privatizaciones, gobiernos al servicio de los capitales de las grandes corporaciones).  En el caso concreto de Estados Unidos, el detonante es la crisis económica que comenzó en 2008, y la insatisfacción generalizada tras tres años de gobierno de Obama, en los que la esperanza de lograr cambios sociales a través del sistema de representación política actual, ha quedado prácticamente sepultada.

Y aunque estos cuestionamientos ni las condiciones estructurales que los generan, son nuevos, pues han sido reivindicados en el tiempo desde diferentes ángulos, por diversos movimientos sociales, algunos de ellos también de escala global, como el movimiento Antiglobalización; las “Ocupaciones” al parecer encarnan la posibilidad real de poner en el centro del debate publico, los reclamos de aquellas voces que hasta ahora habían tenido incidencia de manera muy limitada. Una explicación posible es que ahora mas que nunca la desigualdad y el desequilibrio del mundo son evidentes e irrefutables, al punto de que nuestra propia sobrevivencia como especie esta amenazada. Lo otro es que esta vez quienes están movilizándose principalmente, son sectores que se suponía no hacían parte de procesos de exclusión, como los ciudadanos, blancos de zonas urbanas “desarrolladas”. Eso ha hecho que la pregunta de a quién le sirve este sistema, surja y llegue a nuevas capas de la sociedad. Acá en términos mas cotidianos se dice que OWS, esta cambiando “el tema de conversación” de la gente.

Por otra parte como ocurre con los movimientos estudiantiles de Colombia y Chile, las ocupaciones empiezan a surgir y a tener eco con una fuerza inusitada, que no se vivía en el caso de Estados Unidos, desde el movimiento por los derechos civiles, o los movimientos feministas en los años 60. Y aunque aun no es muy significativo el tamaño del grupo de personas involucradas activamente en estas manifestaciones alrededor del mundo, como para generar un cambio sustantivo a nivel global;  por la velocidad con la que empiezan a esparcirse, y en lugares tan disimiles como USA, Nigeria o Corea del Sur, todo parece indicar que están dadas las condiciones sociales e históricas para un salto colectivo, hacia un mundo mas consiente de su relación con la vida y su entorno.  Un mundo que comienza a activar de nuevo su instinto de sobrevivencia, y mas aun a preguntarse por qué tipo de supervivencia quiere llevar.
Es muy emocionante estar acá presenciando este despertar. Se habla de que hacemos parte de un sistema de vida, de  reconocer que no somos el centro del universo sino un eslabón mas de la cadena, y que  nuestro destino esta  indefectiblemente atado al de las demás especies. Se invita a recuperar el cordón umbilical con la tierra, a recordar lo que somos, a regresar a nuestra humanidad. Se comienzan a asumir las luchas de los otros como propias, y a percibir el poder emancipatorio de la cooperación, en lugar de la competencia de unos con otros. Creo que solo si nos tomáramos el trabajo de indagar mas en lo que somos, sabríamos que cada uno tiene un lugar y que no es necesario competir por ocupar otro, por el contrario un ejercicio de cooperación se enriquece de nuestra singularidad, y nos permite avanzar en términos colectivos
 El que las ocupaciones se asuman y construyan de manera horizontal, lleva implícito un nivel de conciencia y de aprendizaje, en el que comenzamos a comprender los niveles de interdependencia de unos con otros, y la aceptación de que para avanzar en términos individuales y colectivos necesitamos caminar juntos, sin que nadie se quede atrás. Se suelen usar metáforas como que todos estamos en el mismo barco, y que si el barco se hunde todos nos hundimos, como de hecho esta pasando. Se invita a preguntarnos qué estructuras de poder se reproducen a través de nosotros, y  cuáles funcionan con nuestro consentimiento pasivo. Se oye a miembros de las iglesias diciéndole a colegas de diferentes comunidades de fe, que tienen el deber moral de transgredir sus propias jerarquías, de reconocer que no tienen todas las respuestas, y de revisar y cuestionar en qué se basa su estatus social,  porque también son parte del problema.
 Quienes son espectadores y miran desde afuera lo que esta pasando, asocian la horizontalidad con desorden y falta de estructura, reclaman lideres y demandas plenamente identificadas. Quienes participan activamente, dicen que están cansados de que otros hablen por ellos, y que cada uno debe ser el líder de su propia vida, entendiendo el impacto colectivo de sus decisiones individuales. En cuanto a las demandas, el movimiento tiende a descentralizarse por barrios como ya esta pasando en España. Los barrios son los lugares donde realmente se encarnan las problemáticas que se discuten de manera mas abstracta en el grupo que comenzó acampando en Wall St., la tendencia es que la gente empiece a organizarse alrededor de las problemáticas que comparten localmente. Y sin embrago, hay grupos de trabajo que trabajan problemáticas mas globales sobre temas de justicia social, economías alternativas, empoderamiento y educación, soberanía alimentaria etc.
Quizá el concepto que mas me llama la atención de todo lo que he oído acá, es el de despertar nuestra imaginación política, el de comenzar a imaginar el mundo en el que queremos vivir, y recordar que el actual también es producto de nuestra imaginación, solo  que lo hemos normalizado al punto de considerarlo como el único mundo posible. En efecto parece no haber nada legitimo en los gobiernos excepto la legitimidad que les damos, ni ningún valor en el dinero excepto el que hemos aceptado otorgarle, entre otros ejemplos. En ese sentido la imaginación se manifiesta como una de las herramientas mas poderosas de las que disponemos para superar esa sensación generalizada de frustración y desempoderamiento, que  nos hacer creer que todos los caminos están cerrados,  que el sistema es mas fuerte que todos, y que ya nadie lo puede parar. Esta claro que el desafío es muy grande, y que por eso necesitamos soluciones que exceden los límites de lo actualmente posible.
Hay muchas cosas que compartirles, pero ya esto esta muy largo, solo agrego que hay reuniones todos los días, entrenamientos y activismo e iniciativas de todo tipo. Sigue siendo un grupo muy pequeño pero activo, que trabaja con la certeza de que las condiciones están dadas para continuar encendiendo esta chispa.  En estos espacios la gente se esta empezando a mirar a los ojos, a reconocer, a necesitar, a salir de las relaciones anónimas e impersonales en las que transcurren nuestros días. Se que esto suena idealista, de hecho, yo misma tuve la tentación de reducir el tono de mi descripción, para que fuera más plausible,
más “realista”, más en línea con nuestras bajas expectativas de lo que la vida y el mundo pueden ser. Es difícil trasmitirlo con palabras, y seguro suena raro cuando en Colombia esto si acaso aparece en una nota de tres líneas en los periódicos, y cuando incluso acá en nueva York mucha gente nisiquiera sabe lo que pasa en OWS.
 Al fin y al cabo esto que escribo es solo un punto de vista, pero seguro todos coincidimos en que este sistema nos es viable, es infame, y en que es legitima  la aspiración de generar  entre todos estructuras sociales mas justas e incluyentes. También en que el problema es de todos y todos somos parte de la solución. Estas ocupaciones son una mas de las muchas manifestaciones que empiezan a despertar hacia un sistema que trabaje para todos.
Les mando ajunto un resumen con los links que tienen información sobre la ocupación acá en USA, para el que quiera mirar. También mando un resumen con información sobre el proceso de “Indígnados” de España, que me mando una persona que participo en las manifestaciones allá.


Un abrazo,

Camila

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