Arte y debate: Paro Agrario, Cumbre y paz.
Los objetivos del Arte&Debate son la
realización de un balance de lo que ha venido siendo la movilización de los
sectores rurales. Esto implica realizar un
balance de lo que fue el paro agrario, sus causas, la respuesta del gobierno Santos, la firma del Pacto Agrario, la Cumbre Agraria y la mesa
instalada en razón al paro del 30 de abril. Todo esto de cara a los posibles
escenarios electorales de los extremos de la derecha, en los cuales no se
presentan diferencias de fondo que den salida a los problemas del campo en
Colombia y sin embargo, han logrado capitalizar parte de sus campañas con la
coyuntura del agro.
Las causas del paro agrario de agosto de 2013
En este sentido, es importante
fijar que en el año 2013 se presentó una agudización del conflicto social
agrario, que viene en ascenso durante la última década, sobre todo a partir de
la aprobación y ejecución de varios Tratados de Libre Comercio[1]
y la implementación de la locomotora minero-energéticas y agroindustriales,
que han resultado ser sumamente lesivas para las comunidades rurales y otros
sectores que dependen de la producción rural, calculadas en cerca de 11
millones de personas (23% de la población)
.
.
Este modelo de desarrollo ha
generado que la totalidad de actividades agrícolas han tenido que ingresar al sistema de competencias del
mercado global, en condiciones que han conllevado a una
profunda crisis del agro y una pérdida drástica de soberanía alimentaria.
Por ejemplo, las importaciones en el 2012
aumentaron casi un 50%, y el 80% de las mismas correspondieron a materias
primas y alimentos como azúcar, café, panadería, carnes y pescados[2]. A
la entrada en vigencia de los TLC y la marcha de la locomotora minero
energética, se suma el recrudecimiento de la militarización y la
re-latifundización del campo en favor del sistema financiero especulativo[3],
empeorando la marginalización histórica de los habitantes del campo y el
despojo sistemático de los territorios.
La movilización
del campesinado
En ese contexto, el 19 de agosto de 2013,
estalló el Paro Nacional Agrario y Popular. De éste hicieron parte cafeteros, lecheros, cacaoteros, pequeños
mineros, paperos, paneleros, arroceros, algodoneros, trabajadores y usuarios de
la salud, transportistas, estudiantes, en general, amplios sectores populares y
campesinos. En el primer semestre de 2013 el paro de los cafeteros, gracias a
la millonaria concesión económica del gobierno, abrió el camino para la
expresión de otros sectores agrarios. A los cultivadores del grano se sumaron
los campesinos de la región del Catatumbo, luego los mineros informales y para
terminar la oleada de reclamos, se convocó al paro agrario el pasado 19 de
agosto junto a camioneros y trabajadores de la salud.
Gran parte del país estuvo en mayor o menor medida, paralizado. Organizaciones
de DDHH reportaron exceso de fuerza por parte de la Fuerza Pública y se
encontraron documentados disparos indiscriminados contra la población civil,
heridos con arma blanca u objetos contundentes, abusos sexuales, actos de
tortura y malos tratos, ataques contra menores de edad y jóvenes, lanzamiento
indiscriminado de gases lacrimógenos, ingreso arbitrario a lugares de
habitación, así como destrucción, saqueo y robo de bienes de campesinos,
identificación, señalamiento, persecución y amenazas contra los líderes y
liderezas del paro, detención masiva y arbitraria, entre otras[4]. El saldo del paro fueron 12 muertos y 460
heridos, no sé cuantas judicializaciones. Esa fue la respuesta concreta del
gobierno Santos.
Tras semanas de movilización de los sectores populares y la represión
criminal por parte de la
Fuerza Pública , el Gobierno Nacional, en cabeza del
presidente-candidato Juan Manuel Santos, se comprometió a tomar medidas
tendientes a reducir el costo de los insumos y mejorar los canales de
comercialización.
El llamado “Pacto Agrario”
Al lado de la criminalización y la represión de
las protestas campesinas, el Pacto Agrario fue la respuesta a la movilización
social campesina más importante en las últimas décadas. Se prometió además congelar
la Resolución
970 del ICA que permite decomisar las semillas guardadas por los agricultores; más
presupuesto para agricultura, reducir los precios de los insumos agrícolas y se
nombró al nuevo ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde, destacado
empresario de Indupalma que impulsa frenéticamente los proyectos de asociación
entre campesinos y empresarios, algo así como las asociaciones entre los lobos
y las gallinas.
El Pacto
Agrario fue entonces un acuerdo con baja participación del
campesinado, ausencias y escepticismos, que estableció mecanismos burocráticos
a nivel local, regional y nacional para la definición de proyectos agrícolas
con fondos para subsidios cercanos a $1 billón manejados por FINAGRO al que
llamaron “Sistema de Participación Popular”. A través de componente de
proyectos productivos, se cofinanciarán actividades como siembra, renovación de
cultivos, maquinaria y equipos, transformación de productos, transferencia de
tecnología, asistencia técnica, mercadeo, comercialización agropecuaria,
construcción y ampliación de plazas de mercado y centros de acopio.
Por su parte el Gerente del Pacto Agrario, Cesar Pardo
Villalba manifestó que se podrán priorizar
hasta cinco proyectos por municipio o departamento. En todo caso, es importante
tener en cuentan que no todos los proyectos serán cofinanciados, esto dependerá
de la viabilización por parte del MinADR, a partir de los criterios
establecidos.
Los decretos adicionales expedidos
en el marco del Pacto Agrario versan sobre
- Arancel cero para los insumos
agrícolas.
- Un régimen de libertad vigilada
para el control de precios de los insumos agrícolas, y la creación de una
comisión para la regulación de estos precios, algo similar a lo que se
viene haciendo con los medicamentos.
- Fortalecimiento de la estructura
del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, con la creación de un
Viceministerio específico para el Desarrollo Rural.
- Eliminación del contingente de
importación de los lacto-sueros.
- La
formalización por decreto del Sistema de Participación Popular, "para
que acordemos el Pacto Nacional por el Agro y lo implementemos con
éxito".
Los acuerdos, que no hicieron mención sobre el problema estructural
del modelo de desarrollo, el acaparamiento de tierras, la pauperización de las
economías campesinas e indígenas, entre otros problemas estructurales, fueron
incumplidos en su totalidad.
Por esta razón, amplios sectores populares, convocaron a la gran Cumbre Agraria, étnica, campesina y popular.
Como resultado del encuentro, el
pasado 31 de marzo, la
Comisión Política de la Cumbre entregó el Pliego Unitario al gobierno de
Santos como segundo llamado para instalar una mesa única de negociación en
donde se dé respuesta a las demandas del movimiento social y popular
colombiano.
Los acuerdos de instalación de la mesa de
diálogo y concertación con la Cumbre Agraria
La
instalación de la mesa de diálogo y concertación implicó el reconocimiento de la Cumbre Agraria como actor político en la
construcción de políticas publicas para el sector agrario, que abordará los
8 ejes de nuestro pliego de exigencias, mandatos populares en tierra y
territorio, derechos políticos de comunidades agrarias, minería y medio
ambiente, economía étnica y campesina, cultivos de coca, marihuana y amapola,
derechos sociales y paz con justicia social. Fondo para el fortalecimiento de la economía campesina, aprobación de
obras públicas de infraestructura, entre otras garantías para continuar en
la mesa. (Leer
pliego completo)
Las
movilizaciones campesinas, sus demandas de cara a las elecciones y a la
paz
Paralelo
al proceso de unidad que viven varios sectores agrarios, étnicos y populares,
representados en la Mesa
de Diálogo y Concertación, quienes consideran que sin abordar los temas
planteados dentro de la agenda de la Cumbre Agraria no se dará una solución de fondo y
habiendo avanzado en 4 puntos de los 6 que se plantearon en la mesa de la Habana , particularmente con
avances en el tema de tierras:
Los
candidatos a la segunda vuelta electoral para definir Presidente de la República han cerrado
sus campañas en Boyacá junto con los sectores agrarios que impulsaron también
las demandas agrarias. Es justamente, Oscar Iván Zuluaga, candidato de la
extrema derecha y representante del narco-para-latifundismo, quien ha podido
capitalizar gran parte del descontento popular frente a la política rural del
país. Muestra de ello es la reciente suscripción de acuerdos programáticos con
el movimiento de Dignidad Agropecuaria en Huila y Cundinamarca, en donde se
establece que Colombia es un país rural y del cual se destacan los siguientes
puntos:
1. Reducción de costos para los
productores del campo
2. Institucionalidad para un campo
rentable
3. Promoción de las asociaciones de
productores
4. Infraestructura
5. Formación del recurso humano
6. Reactivación de demanda a través de
la alimentación escolar
7. Competencia e inserción en la
economía global
8. Manejo de instrumentos financieros
De la misma manera, el
Presidente-candidato realizó el cierre de su campaña en Boyacá en donde aceptó
que el campo ha estado olvidado “por siglos” curiosamente siglos en los que su
familia se ha mantenido en el poder.
En este
sentido, cuando el movimiento social se encuentra en el dilema electoral que le
plantea de un lado una profundización y continuidad de las políticas nefastas
para el campo, pero de otro el retorno al narco-para-latifundismo, nos
preguntamos cuál es el panorama para las luchas campesinas, étnicas y
populares?
Nos llevan los demonios o los santos, entre usted
a escoger
En
el marco de un posible tratado de paz con la guerrilla de las FARC-EP el
anunciado con el el ELN el 10 de junio
de 2014 y uno posible conel EPL, el papel de las economías extractivas legales viene a cumplir un papel
más relevante del que hasta el momento han tenido.
En
la actual coyuntura los dos posibles gobiernos de derecha no ponen duda el
modelo de desarrollo caracterizado para Colombia en su herencia histórica
colonial bajo la figura de proveedor de materias primas en marco del Sistema Mundo Capitalista y es claro, como
lo siente en las calles y veredas nuestro pueblo que la gran diferencia entre
Santos y Uribe/Zuluaga es quien se apropia del “negocio” y si lo hace de forma
“legal” bajo la figura de apropiación por desposesión (Harvey) y guerra
económica o bajo la intervención militar en los territorios, abiertamente
declarada, a la usanza de la acumulación originaria (Marx)
Para
las dos propuestas es clara la necesidad de argumentar como modelo de
desarrollo, la cohesión social y la prosperidad para todos, bajo el
“extractivismo”, reproduciendo la
creencia en el “desarrollo” como crecimiento de los indicadores económicos y de
inversión extranjera directa y limitando la economía colombiana a extracción de
grandes volúmenes de recursos naturales que no son procesados, o procesados en
forma limitada, para ser exportados al exterior (Gudynas). Santos y Uribe/Zuluaga lo llaman locomotora
minera y/o confianza inversionista, ambos lo apellidan neoliberalismo y
tratados del libre comercio.
Como
modelo histórico – colonial, es evidente el impacto negativo en las comunidades,
los ecosistemas y el territorio. Por ejemplo en el caso del petróleo y la
minería, sus efectos en son irreparables
ya que este tipo de economías esta ligado al aumento de las violencias, el
control militar-paramilitar de la vida cotidiana y la libre movilidad en los
territorios, sumado a las olas migratorias forzadas, el desplazamiento y el
destierro, el fomento de la prostitución, y la materialización de daños
ambientales irreparables. Estos son impactos que no afectan solo a las dimensiones
económicas de la población sino también el ámbito cultural y ambiental que
ponen en riesgo nuestra identidad como pueblos y buscan crear más allá del
desplazamiento, desarraigo por la vida digna en los territorios.
Por
su parte, Colombia es Amor, bambuco de tierras montañosas andinas, recuerda que
esta patria es la tierra de la esperanza; propuestas como las expuestas en el pliego de la Cumbre Agraria Étnica y Popular
y la movilización del Paro Agrario hacen evidente la gran fuerza creativa y
biodiversa de nuestra herencia negra, indígena, campesina y como en la ciudad
sigue viva y combativa. Es de rescatar de las propuestas del Pliego
de la Cumbre la necesidad de retomar las ideas del maestro Fals Borda de un
Ordenamiento Territorial Comunitario y Popular actualizando propuestas sobre la
tenencia y uso de la riqueza natural de nuestro país en función de la
felicidad, de la autonomía y la autodeterminación territorial y de la
resistencia al modelo económico de despojo que han sufrido los pueblos del Abya
Yala; por su parte afirman las Zonas de Reserva Campesina, los Resguardos
Indígenas, los Consejos Comunitarios de Comunidades Negras, Las Zonas de
Biodiversidad, propuestas colectivas de
habitar el territorio que han demostrado ser además salvaguardas de la vida, no
sólo la humana, ante la amenaza del extractivismo.
En
medio de esta coyuntura, donde la derecha progresista[5],
ha abierto el escenario para dialogar y afrontar los grandes debates de país,
aún en medio de la guerra y la persecución política a la oposición, estamos
llamados a construir como movimiento sociales propuestas serias, soñadoras,
mirando la en el horizonte el Suma Kawsay (Buen Vivir), pero con los pies (y la
semilla) bien plantados en la tierra.
La
historia es nuestra!!!
Señores
de la Guerra ,
su tiempo ya paso!!!
[1] Actualmente Colombia tiene 13 acuerdos comerciales
vigentes con México, El Salvador-Guatemala y Honduras, Chile, EFTA,
Canadá, Estados Unidos, Nicaragua, parcialmente con Venezuela, Cuba, Unión
Europea, entre otros acuerdos de comercio y cooperación económicos con CARICOM-
Caribe, CAN y MERCOSUR. Se encuentran
suscritos 5 acuerdos con Corea, Costa Rica, Israel, Panamá y la Alianza del Pacífico; y en
etapa de negociación se encuentran
dos acuerdos con Turquía y Japón.
[2] Garbanzo,
fríjol, lenteja, arveja verde seca y otros granos secos vienen de Canadá,
Estados Unidos y Argentina. El ajo de los guisos que comemos todos los días, de
México y Japón, mientras que muchas frutas se traen de Chile y Canadá. Aunque
muchos no lo crean, una gran parte del bocachico que se come en Colombia no es
del río Magdalena, sino argentino. De Ecuador viene el arroz, legal o
ilegalmente. Si se trata de procedencias exóticas, el filete de basa (pescado)
que se vende en todos los almacenes de cadena se trae de Vietnam, así como el
café. En cuestión de enlatados, los atunes, sardinas y espárragos son peruanos
y ecuatorianos, mientras que los melocotones y frutas en almíbar se importan de
Estados Unidos y Chile. De este último país se traen las uvas y las ciruelas
secas.
[3] Una
de las estrategias del despojo más importantes en estos momentos históricos son
los créditos para la producción agrícola. Muchos sostienen, como el profesor
Libreros que la formalización de la tierra y la actualización del catastro
rural (promovida por vía de Ley de víctimas, entre otras políticas impulsadas
por personajes como el ex ministro Juan Camilo Restrepo), más que estar
encaminados a institucionalizar la propiedad rural corresponden a la lógica del
mercado de tierras y la generación de nuevos espacios para el capital
financiero.
[4]
http://www.oidhaco.org/?art=1714&lang=es
[5] Entendiendo por progreso la inmersión de Colombia
en el mercado global de forma “legal” y sin la excusa de la guerra, lo que
sugiere la necesidad del fortalecimiento de los Movimiento Sociales.
El Colectivo Agrario Abya Yala, es un equipo de trabajo interdisciplinar dedicado a la acción, reflexión e investigación de los conflictos por la tierra y los territorios en Colombia. Nuestra apuesta ha sido la de construir universidad con pensamiento crítico y profesionales al servicio de las lucha por la vida digna de nuestros pueblos, desde una perspectiva auténticamente latinoamericana.
Abya Yala es un vocablo Kuna (comunidad indígena de Panamá y Colombia) que quiere decir “tierra madura” “tierra fértil” “tierra lista para parir”; Abya Yala es el nombre de nuestro continente y los pueblos originarios así la nombran, así la viven y nos representa una apuesta por caminar una Latinoamérica que no le rinda culto y memoria a un Florentino, ni le de más tributo a la colonia, sino que construya y reivindique su propia memoria y camine una vida más auténtica, biodiversa, colorida, alegre acorde con los pueblos que vivimos y habitamos en ella.
Llevamos cinco años realizando huertas en la universidad, trabajo popular en barrios y comunidades rurales y seminarios académicos y políticos como el dedicado al Maestro Antonio García Nossa (fundador de la Facultad de Economía, estudioso y analista de las reformas agrarias en Latinoamérica y compañero de Jorge Eliecer Gaitán con quien formularía el Plan Gaitán)
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