Preguntas iniciales (DESCARGAR PDF)
En Colombia es fácil preguntarse sobre el desarrollo de la política rural en los Estados Unidos. En la memoria del campesinado andino está como en los años setenta la apertura internacional de mercados agrícolas, Colombia había entregado la producción nacional del trigo subordinado a la harina estadounidense, al impacto de la llamada revolución verde y el aumento agigantado en la productividad en el país del norte. Siguiendo este patrón de neoliberalismo desde la década del noventa, el campesinado y sus economías locales se vieron enfrentadas a gran escala con la llamada apertura económica. En 2012 se consolidó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, reconocido como uno de los más laxos en términos de intercambio de productos agropecuarios. Así llegamos a 2013 al paro nacional agrario que dio relevancia a los impactos negativos para el campesinado colombiano de este tratado y otros de libre comercio y llamó la atención para repensar el agro colombiano y el desarrollo de políticas públicas. En 2016 el se firmo el Acuerdo de Paz entre el Estado Colombiano y las FARC-EP y el punto más discutido en la mesa y considerado como el estructural del acuerdo es sobre Reforma Rural Integral.
Estando en los “Farmer's Markets” en el parque central de Davis en el valle central de California y en una de las regiones con mayor producción de alimentos del Estado, me surgían preguntas tales como ¿Cuál es la realidad actual de la producción agropecuaria en Estados Unidos?, ¿Qué condiciona la estructura de la propiedad de la tierra?, ¿Cómo operan los subsidios y se articulan las instituciones?, ¿Cómo viven las familias agricultoras? ¿Qué pasa con los migrantes trabajadores rurales? ¿Por qué esa desolación en los monocultivos de nueces, almendras, tomates que bordean Davis? Así fue que en marco de mi estancia de desarrollo profesional y académica en la Universidad de California en Davis (UCDAVIS) y con el acompañamiento y orientación de Ricardo Amon, colombiano investigador del Departamento de Plant Science de la Universidad, emprendí un acercamiento básico desde fuentes secundarias contrastadas con profesores y diálogo con productores de alimentos, investigadores y jóvenes rurales. Este texto dividido en dos secciones presenta 4 apartados sobre el modelo agroindustrial en Estados Unidos y 3 mas sobre algunas criticas y desafíos de cara al futuro.
1. Algunas premisas históricas y conflictos por tierras en Estados Unidos.
Hablar de tierras en el continente de las américas o del Abya Yala pasa por reconocer verdades históricas. La política rural en los Estados Unidos, como la del resto de las repúblicas del continente está basada sobre múltiples conflictos sociales, políticos y ambientales. 1. En la base, el despojo de los territorios de los pueblos indígenas (llamados en EE. UU. como nativos americanos). 2. Las relaciones de esclavitud con el pueblo negro y su impacto en el desarrollo del capitalismo en el país. 3. La relación con la mano de obra migrante es una constante en el estado actual de la agricultura y agroindustria. 4. La historia de la agricultura mundial ha estado liderada por un extraordinario desarrollo técnico e innovación que empezo con el pueblo europeo colono que habita los Estados Unidos. Si bien este documento no ahondará en esos temas, presenta algunas consideraciones al respecto.
El despojo de tierra de los pueblos indígenas es clave para explicar su actual marginamiento, hasta en la memoria colectiva dominante. Hoy a pesar de ser más de 6 millones de habitantes, los pueblos indígenas en Estados Unidos solo cuentan con el 2% de la tierra, en territorios deslocalizados, fueron desterrados de los ancestrales, y en la mayoría de los casos caracterizados por poca inversión institucional. Un ejemplo que muestra los actuales conflictos por acceso a tierras en el país, se vio en la movilización en Standing Rock en 2016 para protestar por el paso de un oleoducto en territorio del pueblo Siux y en la demanda constante de los pueblos indígenas que siguen reclamando su derecho a tierras basados en documentos históricos firmados con el gobierno federal. Llama la atención los conflictos con las políticas de conservación ecológica de los grandes Parques Nacionales en Estados Unidos, que son denunciados por los Nativos como ejercicios de despojo territorial en el siglo XX. Parques como Yellowstone o Glacier en el norte del país, son territoriosn demandados por decenas de pueblos y tribus como territorios sagrados y ancestrales. Hoy en día no los pueden habitar y solo pueden acceder con permisos especiales.
Por su parte indagando sobre históricos protagonistas en la historia rural del país, el pueblo negro fue restringido de acceso colectivo a tierras, aún después de la abolición de la esclavitud y de su participación protagónica en la guerra civil Estadounidense (1861 a 1865) que finalmente consolida al país. La mano de obra esclava es parte fundamental del desarrollo económico algodonero, del azúcar o el tabaco y del posterior proceso de industrialización, clave para entender el desarrollo del capitalismo en EE.UU. En el sur del país donde algunas familias negras accedieron a tierras, hoy día las perdieron o están imposibilitadas a mayor acceso. Esta característica contrasta con países como Colombia o Brasil que con la demanda y lucha de las comunidades, han reconocido los palenques, quilombos o territorios colectivos de comunidades negras como parte de las políticas públicas rurales de acceso a tierra. Según líderes y activistas por los derechos afros en EE.UU. esa imposibilidad de acceso a tierras puede explicar parte de la hoy alarmante condición de racismo y segregación heredado de las relaciones de esclavitud, aún presentes en el país y que recorren el continente.
Por su parte en California, y alrededor de la frontera sur de Estados Unidos, en la memoria reciente está viva la herencia de haber sido México, se habla castellano como símbolo de diferencia y se hace mención de conflictos derivados en las épocas coloniales. Así mismo indagar sobre la agricultura es traer a la memoria programas como los de los braceros que importó mano de obra migratoria desde México y en su momento fue protagonista del movimiento chicano. En la década de los sesenta y setenta con César Cháve y Dolores Huerta se consolidó el movimiento de trabajadores agrícolas, creando legislación estatal para otorgar el derecho de asociación sindical y el poder obtener representación colectiva ante las empresas agrícolas. Sin embargo, la pregunta sobre si los trabajadores agrícolas tienen opciones para obtener tierras parece cerrada, aun para sus hij@s y niet@s, ciudadan@s estadounidenses.
Ahora bien, hay que reconocer el impacto creativo en el desarrollo de la agricultura y de agroindustria de las familias europeas migrantes en los Estados Unidos que desde tiempos de la colonia se adaptaron a las tierras extrañas de la América mestiza. Su talento concentrado en en la innovación, y la apuesta por productividad y la eficiencia, así como el uso y desarrollo tecnológico, hizo tránsito desde los peasants (campesinos del siglo XVIII) a convertirse en los farmers (agro productores) de hoy día. En la historia mundial de la agricultura, los Estados Unidos y esa herencia europea tienen un papel de liderazgo innegable. El país como ejemplo vivo de la diversidad y la creatividad es reservorio de todas las culturas y prácticas del mundo, lo que seguramente explica el por qué de su liderazgo como potencia económica, militar y política.
2. Política de largo plazo y desarrollo institucional y de infraestructura
El desarrollo de la política Rural se remonta a mediados del siglo XIX y al tiempo de posguerra civil. Es impresionante ver el vínculo como desde la creación de USDA (United States Department of Agriculture), el sector público ha creado incentivos para consolidar un sector privado rural enfocado en la producción agropecuaria y a la creación de negocios en el campo. Para 1862 de 31 millones de habitantes que tenía el país, 50% estaba en el campo. Con USDA y una visión de largo plazo de la importancia del campo, la política pública en Estados Unidos vinculó varias estrategias.
Uno de los desarrollos significativos en la evolución del sector agrícola tuvo que ver con el desarrollo de una red de universidades, The Land Grant Universities, al servicio del desarrollo agropecuario que sustentó la infraestructura institucional para proyectar un vínculo directo entre la academia y el sector rural. Rápidamente este desarrollo académico se volcó a las actividades de extensión y empezó a cubrir grandes áreas a nivel federal (nacional) y por cada estado. Este sistema se ha construido con un desarrollo legal de al menos 31 grandes actos legislativos e institucionales desde 1862 con el Morrill Act y desde sus orígenes ha priorizado la innovación y competencia por recursos públicos del nivel federal y estatal que genera incentivos económicos para hacer fuerte el sistema de universidades y su vínculo directo con las actividades económicas rurales. Para 1994 el sistema sumó más de 70 grandes universidades que se articulan además con el sistema de colleges de educación superior con un despliegue nacional que incluye territorios insulares en el caribe como Puerto Rico, o Hawaii donde se hace gran parte de la investigación en agroindustria tropical.
Así mismo la apuesta por el desarrollo rural incluyó desde hace más de 150 años la creación de una infraestructura sólida que incluye una amplia red de electrificación rural, sistemas de riego, interconexión vial de alta calidad con redes secundarias y terciarias (sin peajes) que permiten una amplia comunicación a los mercados. Hoy día, los el Cooperative Extention Service incluyen sistemas de información públicos especializados en el sector agropecuario que se ponen a disposición de los agroindustriales y granjeros. Si bien los granjeros también están en la paradoja de la migración rural a las ciudades, este tipo de soporte desde el Estado permite generar intangibles que van desde celebrar el “orgullo de alimentar a los Estados Unidos y al mundo” hasta tener importante influencia en decisiones de política pública como pasa con el sector azucarero de Florida. De acuerdo con USDA de cada dólar que se vende en los supermercados el 14% va para las manos de los granjeros y productores de alimentos en USA.
En el caso de California, uno de los últimos estados anexos destaca cómo para las primeras décadas del siglo XX se desarrolló gran infraestructura especialmente bajo grandes distritos de riego como el de Modesto en el Valle de San Joaquín para el servicio de la agricultura, la ganadería y el incipiente desarrollo urbano. Así mismo este tipo de infraestructura estatal que se suma a la federal suple también la demanda de agua potable y de servicio eléctrico. Hoy California, es el mayor productor de alimentos de Estados Unidos, destacado en la globalización de mercados y de los agronegocios, así como en experiencias de agricultura orgánica. California en la actualidad es la quinta economía más grande del mundo.
3. Importancia de la conservación de ecosistemas y extensión rural.
Un hito histórico importante en el desarrollo y ajuste institucional que caracteriza la política rural en EE.UU. fueron los efectos de la “gran depresión” en los años treinta que se sumaron al mismo tiempo a los impactos “dust bowl” que puso de presente, la destrucción de los ecosistemas en el modelo agrícola del momento. El “dust bowl” dejó ver las problemáticas de la desertificación, de la erosión y el uso intensivo de la tierra. Este fenómeno desplazó a millones y genero hambruna en el país. Como respuesta a esta problemática se ajusta la política pública y hoy no se puede pensar la agroindustria de los Estados Unidos sin ver la apuesta por la conservación ecológica. Instituciones adscritas al USDA como el National Institute of Food and Agriculture (NIFA) están encargadas de hacer un balance entre la producción de alimentos, mitigar los impactos del cambio climático y crear un sistema de bienes y servicios ambientales que sustenten las actividades agropecuarias.
En este balance entre la producción y la conservación están inmersos los servicios de extensión rural que incluyen una amplia red del orden institucional, federal, estatal y local que se ha especializado en el acompañamiento a los agroproductores en el país y al desarrollo de tecnologías que incrementen la productividad rural. En la extensión rural participan las universidades pero así mismo instituciones públicas federales, estatales y hasta de los gobiernos locales que están diseñadas para la asistencia técnica de los agroproductores.
Así pues en Estados como California, por cada condado y de acuerdo a las necesidades de los agro productores de tomate o arroz por ejemplo, tienen una red de profesionales que brindan constantemente asesoría, hacen investigación y proveen información detallada para el incremento de la productividad de los cultivos. Estos servicios que siguen siendo ofrecidos por empleados públicos se han multiplicado en nuevos empleos en el sector privado ofreciendo tecnología y conocimientos sobre semillas mejoradas, agronomía, irrigación, y métodos para controlar hierbas y plagas. Además de nuevos conceptos de agroecología.
4. Política de subsidios e inversiones
Otro factor de relevante importancia que desde la política federal y estatal que apoya los agro productores agrícolas es la política de subsidios y protección a la producción, que incluye la estabilización de precios. En este campo con USDA's Farm Service Agency desde 1933 se han creado mecanismos de protección de las economías rurales y de los sectores de poder agrícolas, estableciendo un sistema de productos protegidos (commodities) incluyendo al azúcar y el arroz, al maíz, trigo, soya, y algodón, a la leche y los puercos con el objetivo de lidiar con las fluctuaciones de precios en mercados internacionales y mantener precios más estables. En ese sentido se entiende la agricultura y la producción de alimentos como un asunto de seguridad nacional creando sinergias para la protección del sector rural, no solamente la agricultura como negocio sino como componente social con sistemas de apoyo comunitario que requieren ser protegidos desde la política pública. Así los productos agropecuarios producidos en los Estados Unidos van al mercado internacional con garantías de estabilización de precios que les permiten tener ventaja en la economía globalizada.
El Farm Bill es la gran sombrilla que sustenta las inversiones públicas de los Estados Unidos en el sector agropecuario (agroindustrial y de mediana y pequeña escala), con componentes que van desde la conservación de ecosistemas hasta los programas de nutrición de los ciudadanos con más escasos ingresos. El Farm Bill es un ejercicio de política pública que se presenta cada 5 años en el congreso nacional, donde se definen las prioridades e inversiones que soportan, subsidian e incentivan la producción de alimentos en los Estados Unidos. El último Farm Bill es de 2018 y supera los 867 billones de dólares. En líneas generales estas inversiones incluyen políticas diferenciadas para la ganadería, entiende la producción de alimentos como parte de un sistema que vincula programas de acceso a comida saludable, asigna recursos para la protección y manejo del agua, el suelo y los desafíos del cambio climático, y propone pequeños de programas de acceso a tierras o en temas novedosos como el de la producción de cáñamo de marihuana.
Por: Jorge Andrés Forero-González Fulbrigth Humprey Fellow 2018-2019
Ricardo Amon Investigador Departament Plan Science, University of California, Davis*.
5. Algunas críticas al actual modelo agroindustrial en Estados Unidos ver
* Foto Dayly Yonder
**Gracias Ricardo Amon por compartir experiencias, pensamientos y miradas sobre la agricultura en EE. UU. para contrastar con los desafíos en Colombia. Asi mismo agradecimiento a Katharina Ullman del Student Farm de UC Davis, a Abraham Caceres y Brianna Garcia, jóvenes esperanzados en seguir adelante con la agricultura en Estados Unidos. Este documento recoge mucho de nuestros diálogos y se escribió entre Marzo y Abril de 2019 como parte de mi afiliación profesional con UCDAVIS en marco del Fullbright Humphrey Fellowship.
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