La guerra, los animales y la paz
La guerra no es, únicamente, entre personas: la guerra va más allá de las fronteras de la especie humana. Mientras los masivos medios de comunicación concentran su atención en defender los intereses de algunas personas, dejando de lado los intereses de las mayorías, también son negligentes respecto a los intereses de otras especies. Esto no es ninguna novedad. Vivimos en una sociedad especista, es decir, que promueve el respeto de una especie en particular, los humanos, por encima de otras especies. ¿Pero los demás animales, esos que no somos nosotros y nosotras, no merecen también respeto? ¿Acaso no deberíamos respetarlos incluso más que a algunas personas? Los animales no-humanos sufren tanto como nosotros. Y no sólo eso, son también conscientes de sus vidas. La guerra que los seres humanos han declarado a los animales no admite ningún nivel de tolerancia.
La guerra que desencadenó el estado hace más de 50 años para despojar a los campesinos de sus tierras y ponerle un obstáculo a la participación política de las clases populares, también cobra vidas no-humanas. En los últimos años, las Fuerzas Armadas de Colombia y la Policía Nacional han realizado actos de tortura y sevicia con animales. Además de esto, los animales son utilizados en la industria militar para fines bélicos y en muchas ocasiones son utilizados como armas o recursos a disposición de los ejércitos. Pero no es sólo en esta guerra en la que se agrede a los animales no-humanos: la misma sociedad declara la guerra contra los otros animales hasta en sus acciones más cotidianas.
Esta guerra contra otras especies, así no lo queramos aceptar, es el sometimiento más cruento que jamás haya podido existir. Cuando decimos que el actual sistema económico reduce la vida a un mero recurso no estamos diciendo cualquier cosa. Los animales no-humanos, si bien no buscan participación política, sí tienen unas formas particulares de ser en el mundo, y así como para nosotros y nosotras no es digna la educación que ofrece el estado colombiano o la explotación del trabajo bajo el imperio del capital, para los animales no-humanos no es digno terminar en un plato, vivir en un circo o ser utilizado como detectores de minas.
Si queremos hablar de paz tenemos que ampliar nuestra sensibilidad y demostrar que estamos en la capacidad de llevar a cabo la construcción de una sociedad con valores éticos diferentes a los del capitalismo. Como lo afirmó el Comandante venezolano Hugo Chávez Frías al referirse al respeto que debemos tener con los animales, “ese grado de sensibilidad, uno tiene y uno puede desarrollarlo. Esos valores son esenciales para poder construir el socialismo, sin esos valores todo sería mentira, todo sería falso… la capacidad de amar es infinita, ¡desarrollémosla!”.
¡Por una paz con justicia social, ambiental y animal!
Ceala
RLPMK
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